Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”
APOCALIPSIS 1:8
Sin embargo, cuando Daniel oyó que se había firmado la ley, fue a su casa y se arrodilló
como de costumbre en la habitación de la planta alta, con las ventanas abiertas que se
orientaban hacia Jerusalén. Oraba tres veces al día, tal como siempre lo había hecho,
dando gracias a su Dios.
Daniel 6:10
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